19 jun 2014

LA CUEVA DE TUS SUEÑOS



Conocimos a José Manuel Ros de una forma casual, casi accidental, en una cueva (como no) cerca de Valencia. Se encontraba topografiando él solo. Nos causó buena impresión. Compartimos con él, almuerzo y charla.

Desde ese primer momento hemos ido incrementando el contacto con él, a través sobre todo de José Luis, y hemos encontrado a una persona generosa, con amplios conocimientos sobre esta actividad nuestra y sobre todo amante de lo que la Naturaleza nos ofrece. Es también un alma libre.

Formaciones
Así que, en primer lugar, permitidnos que las primera palabras de esta crónica sean para agradecerle su amistad y su desinteresado ofrecimiento para acompañarnos y guiarnos por esta cueva. Sin él no hubiera sido posible.


Permitidnos también que omitamos el nombre y la localización de esta cavidad ya que la buena conservación que tienen sus formaciones podrían correr serio peligro si se visitara de una forma indiscriminada, aunque ya os decimos que la complejidad de su topografía hace realmente muy difícil el tránsito por la misma. Conscientes de que no se trata de una cavidad desconocida para la familia espeleológica, por lo menos, al minimizar la información sobre la misma, contribuimos algo a su protección al no servir de vehículo de localización para los curiosos y los poco respetuosos con nuestro medio.


Grupo Spelaion

Así pues, habiendo realizado esta introducción, comencemos por el principio, que no es otro que un sábado, a primera hora de la mañana, en una localidad de Valencia, en donde nos concentramos todos los que íbamos a participar en esta exploración. Por un lado estábamos los seis componentes del Grupo Spelaion y por otro José Manuel con dos amigos y compañeros de alguna que otra exploración.
Después de tomar un café rápido, nos dirigimos al lugar donde se suelen dejar los vehículos para luego ir andando hasta la boca. Allí encontramos a otro grupo que también iba a explorar la cavidad. Nos pusimos mono y casco y comenzamos el camino...pero antes, foto. Nos hicimos una foto con la nueva camiseta del grupo.


Juanma y Jose Luis
Después de recorrer la distancia correspondiente llegamos a la boca y rápidamente nos adentramos en ella. Lo que pudimos ver a partir de ese momento es algo que se nos quedará en la retina de por vida ya que vimos cosas que difícilmente se pueden ver de manera habitual. Allí pudimos contemplar milagros de la Naturaleza que muy pocas veces se nos muestran, formaciones que no habíamos visto nunca y que es muy posible que no volvamos a ver. Una cueva verdaderamente de ensueño.


Al poco de adentrarnos en la cavidad nos volvimos a encontrar con el otro grupo. Nos dejaron pasar pues, según nos dijeron, ellos iban a hacer otro tramo diferente al nuestro.

El recorrido por la cavidad fue largo y duradero, pero mereció la pena.

Es esta una cavidad que, aunque no requiere una gran capacidad técnica, va desgastando poco a poco. El polvo presente, el arrastrarse por aquí y por allá, el subir y bajar...va solicitando a los cuerpos un trabajo extra que se va acumulando y que, al final, cuando se sale al exterior, es cuando se es consciente del esfuerzo realizado.


La exploración se desarrolló según el plan previsto. Tras un par de horas de recorrido llegamos a las primeras formaciones dignas de ser admiradas. Era el preámbulo de lo que nos esperaba. A partir de aquí, fuimos recorriendo galerías de distintos tamaños, pendientes y longitudes que nos iban acercando a otras tantas bellezas subterráneas.



Aproximadamente a mitad del recorrido hicimos un alto para comer y reponer fuerzas.

Tras este descanso continuamos la marcha y seguimos accediendo a otras partes de la cueva; un museo de esculturas cuyo cincel es el paso del tiempo y cuyo testimonio ha quedado reflejado en las fotos y video que acompañan a esta crónica.


No solo son de destacar las bellas formaciones, también pasos interesantes como la larga gatera de muchos, muchos metros, cuyo recorrido disfrutamos.



Después de más de diez horas de exploración volvimos a cielo abierto. Algunos con ciertas prisas, por cierto, debido a un evento deportivo de masas que iba a comenzar en breve tiempo. Los que no teníamos tanta prisa nos tomamos unas cervezas en un bar próximo. 

Después de intercambiar los últimos comentarios del día vivido nos despedimos y cada cual volvió a su lugar de origen.


En fin, que como dice el dicho, una imagen vale más que mil palabras. Así que, si alguien que lee estas líneas siente interés por contemplar aquello que vivimos, solo tiene que entrar en los enlaces del final y ver el video y las fotos.


Hay veces que no solo se puede escuchar el silencio, sino que también se puede ver lo invisible.


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