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Gonzalo, Jose Luis, Juanma, Jose, Tomás, Ricardo, Gustavo y Sara |
Más de un mes llevábamos preparando
esta salida. Una salida especial por muchos motivos. Por un lado
íbamos a salir por primera vez a la provincia de Cuenca; en segundo
lugar íbamos a compartir la exploración con amigos de la OJE de
León; en tercer lugar, íbamos a estar todo el fin de semana en la
actividad; y ya, en cuarto lugar, la cueva que pretendíamos explorar
prometía ser de gran interés. Todo se desarrolló conforme a las
previsiones.
Durante el tiempo precedente a la
actividad mantuvimos contacto con Ricardo Yebra (Director de la
E.N.E. de la O.J.E.) y con Alfonso Cruz (O.J.E. Cuenca). Con el
primero para coordinar la participación de espeleólogos de la
O.J.E. de León en la actividad y con el segundo para que nos echara
una mano en la elección y la localización de cavidades. Desde aquí
nuestro agradecimiento a ambos.
Finalmente, y después de valorar
diferentes cavidades, decidimos explorar la Sima SC-16, situada en el
término de Uña. Esta cueva se encuentra totalmente instalada por el
Club Viana de Guadalajara. Tanto el equipamiento de la cavidad, como
la documentación, fueron de gran ayuda para realizar nuestro
cometido, por lo que les agradecemos también su trabajo
desinteresado (hay que decir, por cierto, que además de
desinteresado, está muy bien realizado).
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Topografía desarollo vertical SC-16 |
Una vez establecida la cueva que íbamos
a explorar y todos los pormenores de intendencia y alojamiento
(gracias familia de Jose Luis), acordamos que saldríamos el viernes
21 de junio desde Valencia hacía Cuenca. Nuestro objetivo era llegar
a una hora más o menos prudente a la capital manchega, cenar y
acostarnos pronto para madrugar al día siguiente.
Salimos de Valencia alrededor de las
21:00, algo más tarde de lo previsto. Esta dilación en el tiempo
vino provocada por una fuerte tormenta que se desarrolló en Valencia
justo a las ocho y que nos forzó a demorar la salida.
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Con Alfonso (5º por la izquierda) antes de salir |
De Valencia íbamos Jose, Jose Luis,
Juanma y Tomás. Gonzalo se incorporaría a la madrugada del día
siguiente. Llegamos sin novedad a Cuenca y allí nos esperaban Sara,
Gustavo y Ricardo, todos ellos de León. También nos reunimos con
Alfonso (que era la primera vez que nos veíamos en persona), con el
que intercambiamos saludos e información.
Después de descargar los vehículos e
instalarnos en la casa donde íbamos a pernoctar, hicimos una cena
rápida y a dormir. Al día siguiente teníamos que madrugar para que
no se nos adelantase nadie en la exploración.
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Preparando la foto de grupo |
A las 5:30 de la mañana Jose Luis ya
estaba preparando el café. Mientras nos levantábamos y
desayunábamos llegó Gonzalo y al poco tiempo Alfonso, al que nunca
le agradeceremos lo suficiente el esfuerzo que realizó en madrugar
con nosotros para ayudarnos a localizar la cueva aunque él ni
siquiera fuera a explorar la cueva. Gracias Alfonso, se nota que eres
de la O.J.E.
Llegamos sin muchos problemas a la boca
de la cueva sobre las ocho. La cavidad se encuentra en una reserva
natural de gran belleza. De camino a allí pudimos ver gran cantidad
de animales (principalmente cérvidos) rodeados de una niebla
matinal que envolvía al bosque.
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Gustavo en la boca de acceso |
Sobre las 9:00 comenzamos a descender.
En primer lugar Jose, que iba instalando. Después Juanma, de apoyo.
En tercer lugar, Tomás, que llevaba la cuerda para el último tramo.
Le seguía Ricardo. Luego Jose Luis y Gonzalo, Después Gustavo y cerraba Sara.
En la topografía de la cueva se pueden
apreciar las diferentes simas, pasamanos, fraccionamientos...todo
estaba perfectamente realizado. Los anclajes, con químico, muy bien
situados, facilitaban la instalación ya que íbamos más rápidos
montando. Como pasos destacados: el primer pozo...lleno de mosquitos;
el tubo, apretado pero cómodo, el primer pasamanos, en volado, que
más que un pasamanos es una cabecera aérea del P-14. La gatera,
estrecha (como toca), que desembocaba al borde del P-35. La cabecera
de la última sima, cómoda y muy acertada su nueva ubicación.
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Gonzalo en plena acción |
Poco a poco fuimos bajando y, una vez
estuvimos en la base del último pozo, nos dedicamos a comprobar la
calidad de los productos gastronómicos de Cazorla (chorizo de
ciervo, salchichón, queso...). También echamos mano de alguna que
otra manta térmica, ya que la humedad y la inactividad enfriaba los
cuerpos.
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Ricardo en la cabecera del P-35 |
Con fuerzas renovadas continuamos la
exploración de la cavidad. Ahora la progresión era en horizontal y
así fuimos durante un tiempo hasta que fue aumentando la estrechez
de la galería por la que circulábamos y el agua que recorría su
base amenazaba con mojarnos en toda nuestra extensión corporal. Allí
decidimos darnos media vuelta. Aun nos quedaba mucho recorrido para
retornar y no nos apetecía estar muchas horas mojados. Sara, Jose
Luis y Juanma aun profundizaron un poco más y formamos dos grupos de
retorno.
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Jose Luis y sus "antenas" |
La subida se dio sin ningún incidente
digno de mención. El primero en salir fue Gustavo, que pronto se
quitó el mono y disfrutó de los rayos de sol de la campiña
conquense. El orden de los que le siguieron fue Jose, Ricardo,
Gonzalo y Tomás.
Una vez fuera estuvimos esperando que
el siguiente grupo subiera. La verdad es que tardaron bastante, pero
hay que decir que tenían que ir desmontando e iban cargados con las
sacas de las cuerdas. Primero salió Sara y después de bastante
tiempo de espera Jose Luis. Jose bajó hasta la cabecera del P-14 a
echarle una mano. Juanma iba desmontando.
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Sara |
Al final todo sin novedad, contentos
por la cavidad, por la exploración y por el día que habíamos
pasado. Cansados pero contentos.
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Jose y Juanma...¿que pedirán? |
A Cuenca regresamos sobre las ocho de
la tarde. Descargamos el material, nos duchamos y aseamos y nos
fuimos a cenar a un mesón típico de la ciudad.
El día había sido largo pero había
valido la pena. Ahora, cenando y comentando los pormenores del día,
comenzaba a hacer su presencia el cansancio. Sin embargo aún nos dio
tiempo de acercarnos a una cafetería y tener una agradable tertulia
entre amigos, unos de mucho tiempo y otros de un par de días. Y es
lo que tiene la O.J.E. que aunque estés con personas que no conoces
sabes que tienes mucho en común con ellos y eso hace que enseguida
congenies.
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Cenando |
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El sueño reparador....(chissss, silencio...) |
Terminada la tertulia nos fuimos a
dormir. Fue un sueño profundo y reparador.
La mañana del domingo nos saludó con
un sol resplandeciente y con esa tranquilidad en el ambiente que se
nota durante los días de fiesta. Desayunamos, recogimos todo y le
pegamos una “limpiada” a la casa.
Las últimas fotos, los últimos
saludos y abrazos y todos de regreso para comer en casa. Unos hacia
tierras leonesas y otros hacia las levantinas. Allí se quedó la
SC-16, testigo mudo de nuestras vivencias.
Fue un fin de semana
perfecto. Buenos amigos y buena cavidad. No será la última vez que
vengamos por estas lugares. Así nos lo dijimos. Volveremos a entrar
en las entrañas de estas tierras, y disfrutar de su complicidad,
aquí, “donde se escucha el silencio”.
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