20 mar 2015

AVENC AMPLE (LA VALL D'EBO)


Por fin, ya iba siendo hora!!!. Después de seis meses desde nuestra última aventura, aquella que nos llevo a la Cueva de los Chorros en Riopar, hemos vuelto a organizar otra salida. Parecía que estábamos parados, que se nos había terminado la cuerda ... pero no, seguimos en marcha, con más salidas y con más proyectos, aunque este año por motivos laborales y otras obligaciones, no dispondremos de tanto tiempo para salir como nos gustaría. Pero bueno, vamos a lo que interesa.
 
Esta vez hemos decidido visitar el tan conocido (o al menos por esta zona) Avenc Ample, situado en la localidad de la Vall d'Ebo, provincia de Alicante. Se trata de una sima que viene siendo utilizada como escuela y en la que, no hace tanto, se produjo uno de esos acontecimientos que, todavía hoy, aún siguen siendo posibles en la espeleología. Y es que allá por el 2001 se descubrió un nuevo paso, a través de una gatera bastante angosta, a una nueva sala repleta de formaciones que da continuidad a la sima. Este hallazgo fue protagonizado por Ricardo Bolta, del Centro Excursionista de Gandía.

El día nos amanece gris y lluvioso, pero esto no nos hace desistir, ya que la amenaza de lluvia no parece muy seria. Como de costumbre, salimos temprano y quedamos en vernos a la entrada de la localidad de Pego, ya que unos salimos desde Valencia y otros desde L'Ollería. Esta vez los osados fuimos Jose Luis, Tomás, Manuel y Jose M. Ros, Juanma y Jose. En total una hora y media de coche, que se hace un poco larga debido a las ganas que tenemos todos por llegar y ponernos manos a la obra, bueno, manos a la cuerda. Nuestro buen amigo Ros, que ha estado hace poco por la zona, es quien nos conduce desde Pego hasta el Avenc, que está situado muy cerca del camino de acceso. Nada más llegar, vemos que hemos coincidido con un par de grupos más, lo cual es bastante habitual en esta cavidad y, tras equiparnos y llevar todo el material a la boca de acceso, nos disponemos a almorzar antes de entrar en faena. Así, lo que venga a continuación, que nos pille con el estómago lleno.

Empezamos a instalar las cuerdas y, justo cuando nos disponemos a bajar, se pone a lloviznar, pero tiramos p'abajo sin hacer demasiado caso a la climatología. La boca es de grandes dimensiones, con una abertura de unos 25 m, y presenta varias vías para realizar la instalación de la cuerda. Debido a la primera lluvia caída, los alrededores están muy resbaladizos, por lo que hay que extremar las precauciones en la aproximación a la vertical. Nosotros decidimos hacer dos instalaciones y utilizar vías que tiene varios fraccionamientos, así, al tiempo que no perdemos la práctica en estas maniobras, agilizamos un poco la progresión por la cuerda. La sima principal tiene casi 60 m de profundidad y cabe decir que hay una de las vías que baja prácticamente en volado hasta su base. Las vías que nosotros utilizamos para bajar terminan justo en la cima del montículo que forma la base de este pozo principal. Nada más llegar a la base, nos damos cuenta que hay algunas zonas señalizadas con cinta, debido a que en esta cavidad crece una especie de helecho endémico de esta localidad y que es conocido con el nombre de "Lengua de Ciervo". Hay que ser cuidadosos con el entorno para que estas rarezas no lleguen a desaparecer.

De dos en dos vamos tomando suelo y coincidimos con la gente de los otros grupos que van llegando desde otras vías de acceso. Mientras esperamos al resto de compañeros, los que llegamos primero vamos valorando ya el siguiente paso: la gatera Bolta. Se trata de un paso de unos 7 m de longitud y bastante estrecho en algún punto del recorrido. La entrada a la gatera se encuentra elevada, a unos 5 m del suelo, en la parte más baja de la base del pozo principal y para poder acceder a ella hay instalada una cuerda que sirve de apoyo para remontar. Ahí empiezan a aflorar los temores por los comentarios y videos relativos a la extrema dificultad del paso, pero, según vamos progresando, nos damos cuenta que no es para tanto. Si que es verdad que resulta bastante incómoda y sinuosa y con algún punto muy ajustado, pero con paciencia y técnica se pasa bien. Eso sí, es mejor quitarse el arnés y el material de progresión para evitar enganchones y atascamientos.

La gatera termina descendiendo un pequeño resalte encajonado de un par de metros y que desemboca en otro de unos 7 m que da acceso a la sala CEG. Este último resalte está equipado con un pequeño pasamanos y un par de cuerdas bastante deterioradas y que llegan muy justas al suelo. Nosotros recomendamos llevar el equipo de progresión y una cuerda de unos 15 m para poder equiparlo y continuar de forma segura.

Lo que viene a continuación te deja con la boca abierta y es casi indescriptibl: Una de las salas más bonitas en las que hemos estado hasta el momento, con unas dimensiones muy amplias y un recorrido muy considerable, y que está repleta de formaciones de todo tipo. En ella se pueden pasar horas y horas observando y fotografiando estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas, excéntricas, gours ... e incluso algunos pequeños lagos con un agua tan limpia y cristalina que resulta casi imperceptible a simple vista. Hasta tal punto esto es así que, si uno no anda atento, se da cuenta de la existencia del agua cuando ya ha metido el pie dentro. Por mucho que queramos describirlo con palabras, no es posible llegar a imaginarlo, y para apreciarlo en todo su esplendor hay que estar allí.

Tras hacer un sin fin de fotos y videos, y de recorrer toda la sala, llega el momento de desandar lo andado y volver, atravesando otra vez la "dichosa" gatera, al pozo principal para emprender el ascenso. Al igual que en la bajada, vamos subiendo de dos en dos, pero esta vez el ritmo es algo más lento, pues el cansancio se va notando ya. Sin prisa pero sin pausa vamos llegando arriba, entre bromas y comentarios de lo que hemos visto. Los últimos van desinstalando y recuperando el material, ayudados por los compañeros que ya han terminado de ascender. Después ... un pequeño respiro y a los coches; volvemos a casa.

Esta ha sido una salida muy especial, pues la espera y el esfuerzo invertido han merecido la pena sólo por ver los tesoros que esconde el mundo subterráneo. Y para terminar, aunque han pasado ya unos cuantos años, desde aquí queremos dar las gracias y nuestro reconocimiento a Ricardo Bolta y al CEG por este descubrimiento para el colectivo espeleológico. Un lugar inolvidable y único donde seguir escuchando el silencio con tan buenos compañeros de viaje. Veremos cuál va a ser el siguiente.






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