18 dic 2013

SIMA BLANCA (LA FONT D'EN CARRÒS)



Antes de entrar
Aun era de noche cuando salíamos de nuestras casas. Frío en el cuerpo, mochila al hombro, saca en la mano y todo un sábado por delante para adentrarnos en el silencioso mundo subterráneo.


Jose entrando en la sima
Habíamos quedado a las 8:00 a la entrada de la Font d’en Carròs. Por un lado, desde L’Ollería acudieron Jose y Juanma y por otro, desde Valencia, Jose Luis y Tomás. La niebla, la charla y un pequeño despiste hizo que Jose Luis y Tomás se retrasaran un poco y llegaran 20 minutos más tarde de lo previsto.


Antes de dirigirnos a la cueva,  fuimos a tomarnos unos cafés calentitos y a comprar pan para el almuerzo…ya sabéis: lo primero, es lo primero.


Juanma bajando el pozo de entrada
La Sima Blanca no se encuentra muy lejos del pueblo; es más, podríamos decir que está en las afueras.  Tras dejar el coche y recoger el material nos encaminamos a la cueva. Tras veinte minutos llegamos a ella.

Hace un par de años ya vinimos a esta sima, pero entonces no la recorrimos toda. Ahora veníamos con la idea de acceder a la parte que no pudimos hacer la vez anterior.


La Sima Blanca es una cavidad de formación mayoritariamente tectónica; es decir, por un pliegue del terreno que se agrieta, formando una fisura vertical que, en este caso, es luego alterada por el agua.


Jose Luis y Jose




La boca de entrada, de escasos 50 centímetros de diámetro, nos  da acceso a un pozo de 19 metros de profundidad. Se trata un pozo acampanado, cuya base inicia una rampa de considerable inclinación que hace necesario el uso de cuerda. Tras esta pendiente se llega a un pequeño resalte de tres metros que hay que descender y que pone fin al primer tramo. Desde la boca hasta aquí hemos utilizado la misma tirada de cuerda.

En este punto, existen varias opciones. La primera es progresar en horizontal a una sala con distintas formaciones y  cuyos bordes se precipitan al vacio. Aunque se puede descender en oposición,  siempre es aconsejable el uso de cuerda para evitar riesgos innecesarios.


La segunda alternativa es bajar  por otro sitio,  más aconsejable, y que permite acceder a sectores inaccesibles desde el punto anterior. Desde aquí , se destrepará un par de metros por el lado derecho del llamado “pozo intermedio” y que explicaremos más adelante. Una vez en la cabecera nos encontramos con varios spits para realizar un anclaje en Y, que antecede al pozo de 33 metros.  Después de varios fraccionamientos, desviadores y algún pequeño péndulo, se alcanza la cota más baja (-71 m.), inundada por un acuífero.



El almuerzo
La tercera opción es la que realizamos la vez anterior. Se trata del referido anteriormente “pozo intermedio” y que nos lleva a la denominada “Sala del Conejo”.


Antes de continuar con la exploración estuvimos degustando, como ya es habitual, los productos propios de la Sierra de Cazorla que tan generosamente nos ofrece siempre Jose Luis.

Montando el belén
Retomadas las fuerzas nos dirigimos a continuar con la exploración, pero antes estuvimos preparando el Belén espeleológico para el Concurso que la Escuela Nacional de Espeleología de la O.J.E. ha convocado. La verdad es que pasamos un buen rato aportando ideas y retocando posiciones y enfoques. La idea, como se puede ver, es que las figuras del Belén son los propios aparatos que nos sirven para subir y bajar. Un San Jose con aire de bloqueador de mano; una Virgen María con aspecto de bloqueador Basic; y un niño Jesús muy parecido a un Pantin, formaban el grupo principal. Un portal con forma de casco con su estrella en forma de foco frontal y por encima un ángel que bien pudiera confundirse con un pequeño mosquetón con una cinta. Y ya para rematar los tres Reyes Magos con aspecto de descensores. Todo ello nos sirvió para hacer la foto que forma parte de nuestra felicitacion navideña. 

Incluso llegamos a cantar un villancico. 

Explorando
Juanma y Tomás con la topo


Después nos dirigimos a la primera opción antes referida. Allí nos entretuvimos durante bastante tiempo intentando buscar la continuidad y, finalmente, llegamos a la conclusión de que para bajar al acuífero había que hacerlo volviendo atrás y a través de la segunda alternativa.


Jose en la cabecera del pozo del acuífero
Juanma subiendo
El acuífero





















Jose montó la cabecera e iniciamos el descenso. Entretenido y con algún que otro paso complicado. La instalación, la verdad, no nos gustó mucho ya que consideramos que se podía haber hecho de otra manera más cómoda pero, como siempre, hay que agradecerle, al que la hiciera, el trabajo realizado.

Finalmente llegamos al acuífero. Allí descansamos un poco y comenzamos el camino a la inversa. La subida ser realizó sin novedad.


Juanma saliendo
Jose Luis "emergiendo" de las profundidades
Jose recogiendo

Una vez en el exterior, recogimos el material y volvimos al coche. Eran las cuatro y media de la tarde. Allí nos despedimos unos de otros y nos emplazamos para el último fin de semana de 2013 hacer otra salida…que mejor forma de despedir el año que hacerlo escuchando el silencio.

Por cierto...¡¡¡Feliz Navidad!!!





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